No recuerdo donde me dormí, o desperté. Todo esta confuso. No veo más allá de mis manos. Mis manos llenas de sangre. A mi izquierda, a un par de metros de mi, iluminado como por un foco, veo mi cuerpo, muerto sobre el zigurat. Mi sangre, vertida, llena intrincados grabados en el suelo de la pirámide, y brilla roja, azulada, impía.
Intento gritarme que se levante. Pero por mi boca no sale sonido alguno. Estoy asustado. Demasiado asustado. Cierro los ojos, niego, intento gritar.
Oigo una vez, una sola vez, mi palpitar.
Abro los ojos, y ya no está mi cuerpo. La momia de un sacerdote(¿La he visto antes?) ocupa su lugar. La sangre ahora solo tiene un brillo rojizo.
Desaparece toda oscuridad. Es de noche. Cadáveres de ratas brillan bañados en su sangre rodeándonos al sacerdote y a mi.
Sin moverse, empiezan a sonar la ratas chillando. Su quejidos suenan, primero aislados, luego más fuerte, finalmente son horda.
Oigo sus gritos en cada rincón de mi consciencia. Casi les puedo oír royendo la carne de mis huesos, royendo mi cráneo.
De repente, la momia tamborilea contra el suelo con el dedo índice, al ritmo del fúnebre canto de las ratas. Puedo ver, como la sangra da marcha atrás, y entra en el cuerpo que ocupa el lugar del mío. Empiezo a sentirme palidecer, y me mareo. Mi visión comienza a emborronarse, mientras veo como la momia se levanta, y su cuerpo se va inflando. Cuando ya no queda sangre en el suelo, el se alza de pie, y su cuerpo vuelve a estar vivo. Las ratas alrededor de él despiertan llenas de nueva vida, y lo cubren, creando una masa negra. Mientras caigo al suelo, la masa negra se convierte en un enorme cuervo, que alza el vuelo hacia el oeste. Por el este, el sol empieza a alzarse, y mientras mis ojos se cierran, despierto.
Un paso más cerca de Morkar.
ResponderEliminarVaya rave más guapa te montaste en el paseo, no?
ResponderEliminarYo creo que lo que te ha pasado es que has fornicado a tu propio pene y le has hecho sangrar debido al estrecho agujero que este posee y el poco aguante que tiene a que le metan cosas dentro. De ahí que veas tanta sangre.
ResponderEliminarLo de la momia.. es sólo un fetiche sexual baigo... admítelo, eres necrófilo.